La nueva esperanza...

El decimosexto presidente de los Estados Unidos, mientras conducía su país a través de uno de las crisis internas más graves, la Guerra Civil Americana, dijo, ‘Sueño con un momento en el que América volverá a ser vista como la última mejor esperanza en la tierra.’ América ha superado una guerra revolucionaria de la independencia, las tragedias de la esclavitud, una gran depresión financiera, dos guerras mundiales inmensas, una lucha contra la segregación, y en mi generación, el bombardeo de un imperio financiero, el World Trade Center. Esas son sólo algunas de las adversidades que han reforzado la fortaleza de nuestro país, pero por esperanza hemos triunfado.
Abraham Lincoln, un presidente visionario, reconoció el potencial del espíritu de América. Él entendía que los Estados Unidos por la esperanza prevalecerían, incluso en la hora más oscura. Con la esperanza y confianza nuestros antepasados se rebelaron en contra de una gran nación, con las perspectivas de que alcanzaba las ideologías revolucionarias de la libertad, la soberanía popular, el imperio de la ley, la virtud cívica, la ley natural y la democracia. Estos conceptos penetran, o mejor aún, construyen la esencia misma de lo que significa ser un americano de los Estados Unidos.
Por desgracia, en los últimos años, hemos abandonado nuestro derecho a participar activamente en esta democracia. Todos nosotros estadounidenses hemos rechazado los libros de historia, no hemos cumplido con nuestro deber de conocer el marco del gobierno, y hemos nos negado a participar en esta república. Pero, asimismo, hemos echado la culpa a los candidatos presidenciales “ineptos,” y los "locos" quienes favorecen el otro partido político. Pero, nosotros somos los ciudadanos de una gran democracia; y esta democracia sólo funcionará si participamos.
Afortunadamente, por la elección de presidente-electo Barack Obama, todo el mundo ha captado la fuerza de la esperanza en la cual se refería Abraham Lincoln. Otra vez cada ciudadano del mundo está realizar la facultad de su propia voz. Si en un país, con un legado arraigado de racismo y prejuicio, nosotros podemos elegir a un hombre negro como el próximo presidente de los Estados Unidos de América, tengo mucha confianza en que estamos listos finalmente para avanzar.