Saturday, October 25, 2008

La Comida de la infancia

Hay algo especial sobre la persona que sabe cocinar. No sé por qué pero si uno sabe cocinar, uno puede crear las comidas más sabrosas aunque no haya muchos ingredientes en la cocina. Esas personas pueden hacer platos excepcionales; y tienen un don para cocinar, el cual se lo dio Dios. Sin los nuevos instrumentos de cocinar y las comidas de microondas, ellos pueden crear cualquier comida sin ayuda. Yo pienso que hay una persona así en cada familia quien desempeña ese papel. Esa persona sabe que una familia que come unida, se queda unida. En mi familia este papel lo desempeña mi abuela.
Mis recuerdos de la infancia siempre me llevan a la comida de mi abuela. Mi abuela tiene una magia para cocinar. Aunque su familia no tenía muchas posesiones, de una manera desconocida, mi abuela podía crear los platos más sabrosos que cualquier otra persona conocida. Desde la comida más sencilla hasta los platos más complicados el sabor sensacional de la comida nunca faltaba. Gracias a la manera de cocinar de mi abuela, mi mamá y mi tías han aprendido el arte de fomentar la unidad de la familia.
Me dicen mis padres que en la casa de mi abuela siempre había tortillas frescas en la mesa, frijoles en la comal y bebidas en la encimera. Los hijos de mi abuela--mi mamá, mis tíos y mis tías--al entrar en la casa ellos sabían que estaban en su propia casa. Asimismo, cuando mis hermanos y yo eramos niños nosotros entrábamos en la cocina y también olíamos la comida deliciosa de nuestra mamá. Incluso ahora cuando regreso de la universidad, no puedo esperar a sentir el sabor de esa comida, de la casa, de la familia, y de la infancia.
Incluso cuando ella también era joven, todos sabían que mi abuela era la mejor cocinera del pueblito. Era famosa por sus tamales, una comida deliciosa cocida con hojas de mazorca, y su capirotada, un postre que está hecho durante la cuaresma. También ella era conocida por sus fideos, el caldo de res y las comidas más sencillas como los huevos revueltos. Y sus famosos frijoles en que se servían con cada comida, nunca van a ser olvidados.
Tengo que confesar que estoy un poquito orgulloso de la comida de mi familia. Pero, ¿por qué no lo debo estar? No estoy seguro si mi abuela lo sabe, pero su dedicación a cocinar ha formado a su propia familia y a las familias de sus niños. Yo pienso que las recetas de la comida de mi abuela, las cuales su madre le dio, y las que mi abuela se las dio a mis padres han sido fundamentales para la alimentación de nuestros cuerpos, almas y familias.
Gracias a mi abuela, he aprendido que hay una fuerza en la comida de todas nuestras familias, la cual nunca debemos perder--como dicen, "que come unida, permanece unida."

2 comments:

Andrés said...

Hola Eric:
Es una composición muy interesante y con mucho sentimiento. Está llena de imágenes y de sabores, de recuerdos familiares y de momentos felices. Me gusta mucho leer y comprender ese punto de vista tan humano que se desprende de tus escritos.
Si es posible, quiero que cambies la palabra infamia por infancia, al principio del segundo párrafo. Ya metidos en cambios, puedes eliminar un paréntesis cerca del final, y justo en la última línea añadir la palabra familia en como dice, “la familia”.
Así te queda perfecta.
Andrés

Jessie said...

Eric, no hay comida como la comida que nuestros madres cocinan. Este ensayo me hace extrañarse mi mamá. Yo hablo con mi mamá cada día, pero todavía me extraña y la comida que ella cocina. Me encanta la comida que está hecho con los ingredientes frescas. Me encantaría comer la comida que tu madre y tu abuela hacen. Mi di cuento, muy recientemente, que yo amo la comida Mexicana. Estoy seguro que la comida en tu casa es más mejor que la comida en un restaurante Mexicana.